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De sirvienta a oficinista y ahora escritora: Oaxaqueña devela su vida y la de los migrantes de su estado

Los Angeles, CA - Julio 02: Catalina Sánchez Sánchez en el restaurante Guelaguetza mostrando su libro.
(Ringo Chiu/For Los Angeles Times en Espanol)
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En el corazón de California y sus bulliciosas calles repletas de soñadores en la caza de oportunidades para alcanzar el éxito, la historia de Catalina Sánchez Sánchez destaca como un testimonio de resistencia y ambición.

Sánchez Sánchez, una inmigrante nacida en el municipio de Santa María Coyotepec, Oaxaca, se ha dedicado durante más de 30 años a trabajar en el Consulado General de México en Los Ángeles, proporcionando pasaportes, tarjetas de identidad y otros trámites a sus compatriotas, pero el enviudar y ejercer en una oficina de gobierno las 40 horas a la semana durante décadas hasta la actualidad, no le impidió escribir su propio libro titulado Los Colores de la Vida, Vámonos Pa’l Norte.

Orgullosa y con su obra en mano, se sonríe al recordar cómo jugaba descalza en los charchos de agua porque sus padres no tenían dinero para comprarle zapatos.

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Los Angeles, CA - Julio 02: For Los Angeles Times en Espanol)
Los Angeles, CA - Julio 2: “Ver a mi comunidad tan vibrante me ha inspirado”.
(Ringo Chiu/For Los Angeles Times en Espanol)

No obstante, muy feliz y animada, ella comparte que su autobiografía se vende en Amazon, “un lugar virtual de ventas conocido por el mundo entero”, dijo la mujer de 60 años.

A través de este, ella pudo entrelazar sus experiencias únicas en una narrativa que celebra su niñez en su pueblito, su adolescencia, las costumbres de su gente, y su difícil jornada como inmigrante en Estados Unidos.

“Nunca imaginé, no pensé que yo podría escribir un libro para que el mundo entero conozca mi historia ni mucho menos, poder enfatizar que la comunidad oaxaqueña es una de admirar por su riqueza cultural, su valor por la unidad familiar, y por supuesto, sus ganas de prosperar en este país”, dijo Sánchez Sánchez, quien hasta hace tres años no sabía cómo usar la computadora para escribir y hacer ciertas tareas.

Los Angeles, CA - Julio 2: El libro Los Colores de la Vida, Vámonos Pa'l Norte.
(Ringo Chiu/For Los Angeles Times en Espanol)

A los 25 años de edad, un julio de 1989, Sánchez Sánchez pisó por primera vez la tierra de los sueños, específicamente el norte de la región angelina.

Allá en su pueblo, ella se desempeñaba como secretaria de un juzgado municipal, ayudando a su jefa a crear archivos del historial criminal de presos, por medio de entrevistas en persona.

Sin embargo, al casarse, la joven tuvo que seguir los pasos de su esposo al norte, donde él tenía la experiencia de trabajar en la cosecha de fresa.

En su séptimo mes de embarazo, Sánchez Sánchez decidió emprender su vida de inmigrante. La vida, como para todo inmigrante, no fue fácil, ella dijo.

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La incógnita de su destino la atormentaba, pero ella estaba decidida a ganarse un techo y el pan del día trabajando a lado de su esposo Benito Nolasco.

“No sabíamos que nos deparaba el destino. Mi esposo no tenía un trabajo estable, pues las cosechas y siembras son por temporada”, dijo Sánchez Sánchez,

“Hubo ocasiones que no teníamos para pagar la renta, pero siempre hubo gente que nos ayudó en el camino. Yo trabajé como sirvienta de lunes a sábado, a pesar de tener estudios universitarios, después obtuve empleo en una guardería particular, donde tenía la oportunidad de cuidar ahí mismo a mi primer hijo, y al mismo tiempo trabajaba los fines de semana cuidando personas mayores durante tres años”, dijo.

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De trabajo en trabajo, la inmigrante se enfermó de la vesícula biliar y fue hospitalizada, casi un mes por complicaciones. Sin poder hacer trabajo físico, se le ocurrió acercarse al Consulado Mexicano, en Los Ángeles y ver qué oportunidades había para ella, después de todo ella había trabajado en una dependencia de gobierno y había estudiado derecho dos años en la Escuela de Derecho, en la Universidad Benito Juárez, de Oaxaca.

Para su suerte, en ese momento no había plazas disponibles, pero como voluntaria su trabajo fue solamente sacar copias de documentos. A los 15 días le llamó el encargado, y le dijo que le pagarían como empleada. Después de 3 años, ella ya podía archivar, hacer pasaportes e imprimirlos en ese entonces, al igual pudo hacer matrículas y finalmente recibió su plaza.

Al trabajar para el consulado ella pudo obtener una visa de trabajo al año de laborar en esta dependencia, con lo que podría también salir del país. Sánchez Sánchez actualmente trabaja en la caja de recepción e imprime los pasaportes.

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Durante muchos años, la vida de la inmigrante fue dedicada a la familia y el trabajo. Sin embargo, ella siempre observó aquellos compatriotas que llegaron a Estados Unidos a la par de ella y en este país tuvieron hijos.

Muchos de sus compatriotas, dijo Sánchez Sánchez, lograron abrir sus propios negocios como restaurantes, salones de belleza y carnicerías en el corazón del condado de Los Ángeles, e inclusive lograron que sus hijos nacidos en Estados Unidos se graduaron de la universidad como ingenieros, maestros, empresarios y más.

Benito, esposo de Sánchez Sánchez también tenía el sueño de abrir su propio negocio, pero falleció de cáncer en el estómago hace 14 años.

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“Decidí entonces escribir el libro por admiración a mis paisanos oaxaqueños que fueron saliendo adelante sin importar su estatus migratorio y los que murieron en el intento por llegar aquí”, dijo.

La madre de Esteban y Kathy Nolasco empezó a escribir su libro en el 2021, una vez que accidentalmente encontró un folleto comunitario que invitaba a la comunidad a escribir sus historias de cómo cruzaron a Estados Unidos como parte de un concurso.

Ella no participó en ese concurso, pero sin saber mucho empezó a escribir sobre cómo vivía en su pueblito de pequeña, los juegos que ella y sus amiguitos inventaban al no tener juguetes, la vida humilde de sus padres y familiares cercanos, así como la vida de una oaxaqueña migrante.

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“Tengo que escribir todo esto”, dijo Sánchez Sánchez. “Fue una inspiración saber que los sacrificios que habían hecho los padres para sus familias, habían dado frutos. Quiero que la gente que no tiene documentos sepa que eso no es un impedimento cuando se quiere salir adelante trabajando o estudiando”, dijo.

Para septiembre del 2022, el libro se materializó en sus manos, pero no fue por milagro.

Sánchez Sánchez pidió ayuda a mucha gente, así como tuvo a aquellos a su alrededor que la alentaron a crearlo y terminarlo, una de ellas fue su amiga y colega de trabajo, Wendy Gonzalez.

Cuando Sánchez Sánchez le platicó a Gonzalez sobre su proyecto, a esta le pareció muy valiente de su parte contar sobre su infancia y sus experiencias tanto bonitas, tristes y aterradoras en su cruce a Estados Unidos.

“Creo que no es fácil hablar de la vida privada para muchos”, dijo Gonzalez.

“Decidí alentarla precisamente porque es importante que todos sepamos que a pesar de las dificultades en las que uno crece y las pruebas que se nos presentan a lo largo de la vida, siempre se puede salir adelante con esfuerzo”, dijo Gonzalez, quien lleva conociendo a Sánchez Sánchez siete años desde que entró a trabajar al consulado.

Gonzalez le ayudó Sánchez Sánchez a pegar fotografías en la imitación del libro durante sus horas de descanso en el trabajo.

“Escaneaba las fotos, las colocaba en el archivo buscando que las fotografías también contarán una historia y el lector pudiera tener referencias. Las recortaba si era necesario y les hacía ajustes dependiendo del orden del texto”, dijo Gonzalez.

Mientras tanto, Kathy Nolasco, la hija más pequeña de la señora Sánchez Sánchez también le ayudó a su madre a tomar algunas fotografías que actualmente se encuentran en el libro, y a crear la portada del mismo después de verla innumerables horas trabajando en su proyecto.

“Supe que hablaba en serio sobre hacer un libro cuando nos comentó a mi hermano y a mi, luego comenzó a hacerme preguntas sobre cómo navegar la computadora. Estábamos las dos a tardes horas en la computadora, yo haciendo tareas para la universidad y ella del otro lado escribiendo su libro”, dijo Nolasco, de 26.

“Admiro mucho a mi madre porque ella siempre se avienta a hacer las cosas inclusive cuando no sabe lo que le depara en el camino”, agregó Nolasco, quien es diseñadora gráfica.

En junio de 2023, el ahora ministro del Consulado de México en Los Ángeles, Gustavo Martínez Cianca, le otorgó a la escritora, un reconocimiento por su esfuerzo como migrante al plasmar su travesía de Oaxaca a Estados Unidos.

“Su obra demuestra el valor que tiene como mujer al dejar un legado para su familia y para los oaxaqueños sobre la vida de los migrantes en este país y sus peripecias”, dijo Martínez Cianca.

“El mensaje es que la comunidad pueda ver este hecho como un ejemplo de perseverancia que habla mucho de nuestra comunidad oaxaqueña a pesar de toda adversidad”, sostuvo.

Sánchez Sánchez recalca que al compartir su libro, ella no alienta a las personas a cruzar la frontera, sino a dejarles saber a todas las nacionalidades que hay historias muy especiales de los inmigrantes en todo el mundo.

“Mi libro intenta que el lector reconozca las contribuciones significativas que esta comunidad, a menudo subrepresentada, ha hecho a la economía y la cultura de California a la vez que desafía estereotipos”, dijo Sánchez Sánchez.

En última instancia, añadió que su libro no solo educa e informa, sino que también promueve la inclusión y la diversidad, contribuyendo así a un entendimiento más profundo y enriquecedor de la sociedad californiana contemporánea.

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